miércoles, 14 de noviembre de 2007

Se puede morir de amor?



Ana y Otto son niños que sufren por el desgarramiento de sus mutuas familias; Ana por la muerte de su padre y Otto por el divorcio de sus padres. En esta primera instancia, a Julio Medem se interesa señalar los complejos de Edipo y Electra que lleva a los niños a enamorarse como resultado de su situación. Otto y Ana, se dice, son nombres capicúa, que se leen igual al derecho y al revés como una señal mágica. Otto debe su nombre a un piloto alemán que conoció su abuelo y que participó en el bombardeo de Guernica.
Más adelante, por casualidad del destino, sus familias se reunen para formar una sola y de pronto de convierten en hermanos políticos a pesar de su mutua atracción desde niños. Sin embargo, de nuevo los padres -que no la casualidad- se separan y a consecuencia del hecho se pierden mutuamente la pista. De inmediato, la historia establece los esfuerzos de Ana para que la casualidad repita el encuentro con Otto, su amante - hermano; mientras que Otto se difumina como personaje.


Dentro del sueño generado en la infancia, las acciones de los dos jóvenes apuntan a que la casualidad de nueva cuenta los junte en Finlandia, más allá del círculo polar ártico. La fé en que la casualidad los ayude los impulsa a repetir la historia mítica del aviador alemán Otto, que luego de bombardear Guernica tiene que lanzarse en paracaidas. Allí es salvado por un español y termina por salvar a una joven española, Cristina, a quien lleva a Finlandia para protegerla de la guerra, y en donde son felices.
Este relato mítico de Otto el aviador alemán, se entrelaza con la trama actual de los dos jóvenes. Medem, guionista y director (binidad esquizofrénica y una sola contradicción creativa en su caso) lleva al espectador a creer que el mito y la realidad se unirán finalmente en beneficio de los amantes. Para dar esta impresión, Medem siembra en el relato varias señales de que la casualidad, el azar mismo, trabaja en favor de los jóvenes a pesar de sus propias conductas erráticas. Esta siembra de casualidades narrativas no dejan ver abiertamente la mano del guionista en estos momentos.


"Nunca he tenido el corazón tan rojo...


se lo envuelvo...no gracias... me lo llevaré puesto"




Los Amantes del Círculo Polar...Julio Medem

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