jueves, 15 de noviembre de 2007

Pudo ser peor?


El concepto de familia es, según Wes Anderson, el mismo director de la excelente "Rushmore", una maraña de sensaciones, emociones, y sentimientos contradictorios que se articulan traumáticamente y muchas veces según un patrón surrealista dentro de cada grupo familiar.
Obviamente Anderson no está equivocado. Por ejemplo, la familia compuesta por el patriarca Royal Tenenbaum, su esposa Etheline y sus hijos Chas, Richie y Margot, la hija adoptada.
El narrador recorre por capítulos, a modo de libro, la historia familiar, con ilustraciones de estilo naïf, hechas seguramente por Richie. El padre, un adulto canchero, mundano, jugador, exultante, impulsivo, apasionado y mentiroso. La madre, tal vez el personaje menos intervenido por la presencia paterna, es el eje conciliador, curiosamente libre de la recurrente obsesión por los hijos, con pasión por la arqueología y el Bridge. Pero son los hijos quienes se manifiestan desde pequeños como singulares y genios.
Chas un mago de las finanzas y amante del ejercicio físico, Richie campeón de tenis y pintor amateur, y Margot, la hija adoptada, escritora brillante y fumadora clandestina. A ellos se suma el vecino Eli que se convierte en el amigo inseparable del grupo.
Cuando Royal se separa de su esposa, una bomba parece caer en el nucleo familiar. Los hijos crecen y siguen su rumbo y el tiempo pasa implacablemente.
La narración retoma el interés por esas particulares formas de vida cuando Royal se queda en la calle, luego de vivir durante años en un hotel, y vuelve a buscar el apoyo de su exmujer, ahora formando una relación con un cariñoso compañero de trabajo. Royal, gracias a una cruel mentira y con la ayuda a su fiel sirviente, es admitido en el hogar. El azar logra que se reúna nuevamente el grupo en la misma casa de estilo kitsh/pop/decadente, por distintos motivos que luego se confundirán. Incluso la de Eli, que absorvió por ósmosis parte de esa excéntrica genialidad y se transformó en un escritor de bestsellers y adicto a las drogas con estilo texano.
Claro, la genialidad, no asegura felicidad en la vida y da cuenta de ello el acercamiento a los fragmentos resultantes de aquellas vidas ahora crecidas, frustradas y estigmatizadas por el cruce amores y odios.
Royal intentará recuperar el tiempo perdido, la cercanía de la muerte lo empuja a buscar afectos que el mismo desatendió años atrás mientrás sonaban canciones de bandas rockandpop de la época.
El film de Anderson es una extraña y lisérgica experiencia. Una comedia dramática cuyo humor negro se cuela en intensas actuaciones (absolutamente magníficas en todo el elenco), diálogos brillantes y una impiadosa puesta en escena. Apelar a un excéntrico personaje ya lo hizo en "Rushmore", ahora es toda una familia y el resultado es tan insólito como revelador.
Desde la anécdota de "lo raro", hasta llegar al punto exacto donde, aunque en extremo, el grupo da cuenta de un punto de vista que levanta elementos paradigmáticos de la mirada ajena o externa. Por ejemplo, similar situación se producía en la serie "Los locos Addams", quienes a sí mismos no se veían para nada "extraños"; era el público quien aportaba el sesgo diferenciador de cuya complicidad se hacía cargo un guión efectivo. En este caso el guión es refinadísimo y la veta de comicidad casi surrealista que lo cruza le pertenece al mismo Anderson y a Owen Wilson, que interpreta a Eli. Un film interesante, divertido y coherente, desde la otra verdera de lo convencional.


Los excentricos Tenenbaum

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